Falsa denuncia de abuso deja mal parado al feminismo argentino

Fuente: Panampost – Marcelo Duclos

El año pasado, Érika Basile, una actriz prácticamente desconocida, puso a al actor argentino Pablo Rago en el ojo de la tormenta. La mujer, que se presentó ante la justicia para realizar una grave denuncia de abuso sexual, salió de gira por todos los canales de televisión donde repitió la misma historia una y otra vez. Según su versión, Rago la habría violado en 2015. «Me arruinó la vida», aseguró Basile en varias entrevistas.

Palabras más, palabras menos, los hechos, según la denunciante, fueron los siguientes: Basile habría conocido a Rago luego de la grabación de un programa televisivo y quedaron en contacto, ya que el actor le facilitó su número de teléfono. En una oportunidad ella aceptó ir al departamento del artista, donde luego de una extensa charla pasaron al dormitorio. Allí, el denunciado habría realizado una propuesta de una práctica sexual rechazada por Basile, que igualmente mantuvo relaciones con él. «Estaba paralizada», aseguró la denunciante, que calificó a Rago como un «machista».

La causa judicial llegó en un mal momento para el actor argentino, ya que la película El robo del siglo, donde participa con Guillermo Francella, se presentaba por aquellos días en casi todos los cines del país. Con la polémica en los medios de comunicación, Rago decidió guardarse y mantenerse en silencio absoluto. Ni siquiera se hizo presente en la avant premiere de la película que recrea el famoso robo a la sucursal del Banco Rio en 2006.

La reacción del feminismo argentino no se hizo esperar. Muchas colegas de Rago, que incluso trabajaron con él en más de una oportunidad —y que reconocieron que nunca tuvieron ningún problema con el actor— decidieron respaldar a la denunciante. Cabe destacar que la mayoría ni conocía a Basile personalmente. «Hay que escuchar a las mujeres», señalaban como mantra, como si el hecho de ser mujer fuera garantía de honestidad por cuestiones de género exclusivamente.

Diego Peretti, coprotagonista en la última película de Rago, hizo una tímida defensa de su colega, que igualmente le valió el escarmiento público total. El actor dijo que el denunciado estaba sufriendo «demasiado daño» y le tiraron con munición gruesa. La legisladora kirchnerista Ofelia Fernández lo cruzó en redes sociales y le dijo que «daño» es ser violada.

Las pericias oficiales terminaron con la denuncia

El jueves por la tarde trascendieron los resultados de las pericias realizadas por la justicia y la denuncia se fue a la basura al instante. Para los peritos y analistas la supuesta víctima no presenta muestras de haber sufrido ningún tipo de abuso sexual por parte de Rago. Los resultados fueron tan contundentes que la misma defensa de Basile renunció al caso asegurando que no hay nada que discutir.

Con el correr de las horas, los programas de televisión y los medios de prensa, que habían hecho eco de la denuncia y elegido el bando ahora desacreditado, cambiaron repentinamente el discurso. La pregunta que se hacen los comunicadores, que hasta ayer trataban a Rago de violador, ahora es muy distinta. La preocupación parece ser sobre cuál será la reparación que el actor merece y puede llegar a percibir en lo inmediato.

Una vez más, los hechos muestran que una denuncia no es sinónimo de verdad y que la justicia debe determinar en el marco de una investigación seria si hubo o no existencia de delito. ¿Aprenderemos algo con esta experiencia o volveremos a la caza de brujas cuando otra denuncia mediática invada los canales de televisión?

 

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